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jueves, 25 de junio de 2015

Reflexiones sobre cultura y sociedad. : Juventud y Política.

Reflexiones sobre cultura y sociedad. : Juventud y Política.: Los niños enseñan a sus padres. Se llegó a hablar de la indiferencia, de la juventud en general, y de la venezolana en particula...

miércoles, 24 de junio de 2015

Juventud y Política.

Los niños enseñan a sus padres.



Se llegó a hablar de la indiferencia de la juventud en general, y de la venezolana en particular, hacia la política, y podría decirse no sólo la juventud sino de grandes masas de población en contraste con el apasionamiento de generaciones anteriores, aunque podría hablarse más bien de asumirla de otra manera. A decir verdad la antipolítica es la más perversa de las políticas. Vale el dicho de que aquellos que se desentienden de la política están condenados a someterse a lo que decidan los que si se interesan. Aunque podría decirse que en contraste con generaciones anteriores el compromiso político no es visto con la misma pasión, podría hablarse de que la idea de cómo organizarse ha variado, consciente o inconscientemente y se expresa a su vez según los niveles de conciencia. Se ha dicho que la política es vista como algo de viejos, por lo mismo hay que saber cómo acercarse a ellos para evitar su rechazo, actitud por demás paternalista. Los jóvenes saben lo que es justo y lo que no lo es, su actitud no significa irresponsabilidad o desdén intelectual y moral. Se puede decir que son más cultos que nosotros en cuanto cultivan en forma sistemática la personalidad a través del análisis en virtud de los nuevos descubrimientos y las innovaciones en la tecnología y en las formas que las instituciones producen alteraciones en el carácter cultural, en ese sentido puede hablarse de un crecimiento social y por tanto una incompatibilidad con las burocracias de origen leninistas que han prevalecido en muchas organizaciones políticas, con una noción de libertad e igualdad social en arreglo al grado de cultura actual. Por ello generalmente no son atrapados fácilmente por actitudes artificiosas. Un cliché no es suficiente para ganárselos. En términos generales son producto de su época, no se formaron bajo el cuño abstracto de la cultura europea de raíz filosófica o literaria. Se han formado en el cuño de la cultura norteamericana, de un mundo de altas especializaciones técnicas que dominan el mundo. No hablamos de un pensamiento reaccionario, pues si hay una juventud cuestionadora de su propio capitalismo y del imperialismo es la norteamericana. En América Latina prevaleció una escuela que culpaba a la dependencia de todas nuestras lacras, sin embargo existía una contradicción entre lo que decían y lo que hacían quienes la sostenían. La evolución del capitalismo internacional tenía que llevar al predomino de la cultura gringa. Quien haya leído a Marx no puede sorprenderse de la hegemonía yanqui. Aunque no percibida como antagónica sino como partícipe de ella, en un mundo en el que han de definirse. Al centrarse las relaciones en una concepción especial y al extenderse el comercio se opera una relación de interdependencia o dependencia económica y cultural. Idénticas condiciones, idénticas antítesis e idénticos intereses necesariamente provocarían en todas partes, muy a grandes rasgos, idénticas costumbres. Los países se relacionan unos con otro, cuya realización depende de los medios de comunicación y de las necesidades más primitivas o más desarrolladas de las zonas asequibles con arreglo a su a su correspondiente grado de cultura. La generación actual tiene otros valores y otras prioridades, a su juicio la matanza de un enemigo no es cualitativamente diferente distinta del asesinato de un vecino, no se definen por sus relaciones sociales sino por su dependencia económica, en razón no se definen como clase sin por su acción individual. No se encierran dentro de una categoría abstracta sino que se expresan dentro de un pensamiento concreto, tienen una idea de cómo organizarse en sociedad aunque no sea la que conmovió a la generación que les antecede. Fuera de la acepción que se da en el análisis histórico y social a los términos progreso y modernidad en las relaciones reales y concretas vividas a quienes no se conforman a la “modernidad” se les reduce al sin sentido, a la resistencia al cambio, al sostener concepciones desplazadas por la historia convirtiéndolas en un credo en la última palabra de la sabiduría, volviendo la validez en falsedad. ¿Puede alguien hoy hablar sin explicaciones, o decir de qué está hablando de clase obrera, de clase media, de conciencia de clase, o incluso de planificación, de fascismo o de izquierdismo, para afirmar o para negar.?. Aún más ¿sus acciones expresan lo que dice? A veces podríamos preguntarnos si son sinceros, pero de un movimiento sincero nacieron el nazismo y la Inquisición.

miércoles, 17 de junio de 2015

La supremacía de los Estado Unidos.

Mayflower es el nombre del barco que, en 1620, transportó a los llamados Peregrinos desde Inglaterra, en el Reino Unido, hasta un punto de la costa este de América del norte, hoy ubicado en los Estados Unidos de América


Ya se está ya bastante alejado de la primera industrialización, la de Gran Bretaña, para saber que ni los norteamericanos, ni los alemanes ni los japoneses, han dado los mismos pasos que los ingleses, aunque vista hoy, sus experiencias históricas sean relativamente cercanas unas a otras. Igualmente se tiene claro que la diferencia entre Estados Unidos y la Unión Soviética no eran de modos de producción, sino de modos de desarrollo, que se definen por la relación que existe entre los hechos económicos, los políticos y los ideológicos. No se puede hablar de sociedad industrial sin hablar de una relación particular de clase. Salta entonces la pregunta, ¿si todos han sido imperialistas, Porque hoy la supremacía de los Estados Unidos?. Se alegará sobre la esencia y la naturaleza cultural del pueblo norteamericano, sin embargo la historia nos dice que tal cosa no existe. A los Estado Unidos se les ha llamado una sociedad de inmigrantes; un mosaico de nacionalidades, corrientes de inmigración que rompieron con sus propias culturas y tradiciones en busca del sueño americano. Aunado a ello logró un desarrollo industrial sin que lo detuvieran remanentes de la tradición feudal en un espacio ilimitado con grandes recursos naturales. Durante los siglos XIX y XX, Estados Unidos recibió un sinnúmero de inmigrantes provenientes de todas partes del mundo, quienes en su mayoría conseguían trabajo en las grandes industrias y contribuyeron, de este modo, con la consolidación del poder industrial de esta nación. Consecuentemente los primeros que los primeros colonos ingleses que llegaron en el siglo XVII, constituyeron un pueblo de hombres libres,“ Los Padres Peregrinos”, era un grupo de puritanos que abandonan Inglaterra en 1609, para huir de la persecución por sus creencias religiosas, del despotismo de los Estuardo, en busca de un mundo libre de la influencia corruptora de otros modos de vida y religiones, desde su óptica, estableciéndose en lo que se llamó “Nueva Inglaterra”. Donde posteriormente comenzaron a llegar nuevos colonos, personas que buscaban un sitio donde hubiera libertad de culto. Grupos de cuño calvinista, que más tarde establecieron reglas en común que incluía preceptos democráticos y de respeto para las creencias religiosas personales. Los descendientes de aquellos Pilgrim Fathers son considerados aún hoy como el núcleo histórico del pueblo norteamericano. De la primera relación con los indios, de los “Padres Peregrinos”, quienes los enseñaron a pescar y sembrar maíz celebran el Día de Gracias, el cuarto jueves de noviembre los estadounidenses. Durante los diez años transcurridos desde 1630 a 1640, el nuevo mundo acoge a cierto número de católicos disconformes con la situación religiosa en Gran Bretaña. Desde la expedición de los “padres Peregrinos” existieron también razones económicas y sociales que se unían a los religiosos para provocar la emigración. Herederos de las tradiciones inglesas, los colonos norteamericanos gozaban de una libertad política muy superior al de los pueblos europeos. 

 En el siglo XVIII, los franceses soñaban con una reforma social que tomará como ejemplo a Inglaterra, pero cuando por primera vez se oyó pronunciar la palabra revolución, fueron los Estados Unidos de América, país de libertad, quienes ofrecieron la imagen de una sociedad ideal. Si bien la expansión norteamericana ha sido suficientemente documentada, no es de interés aquí el examen de la situación económica del mundo imperialista, ni su validez o acepción actual. El propósito es utilizar el conocimiento que se tiene para la comprensión del fenómeno político que se expresa en la conducta de las grandes potencias. El primer factor que hace posible la hegemonía norteamericana en la posguerra fue que en el período anterior Estados Unidos habían alcanzado ya, una posición de preponderancia mundial. Posición que las circunstancias geopolíticas de la segunda guerra mundial determinaron que los Estados Unidos fuera la única potencia relativamente beneficiada por la guerra. En primer lugar, fue el único país situado físicamente fuera de la zona de combate; en segundo lugar trajo un auge que permitió a Estados Unidos recuperarse definitivamente de los efectos remanentes de la gran depresión. Desde principios de siglo XX las naciones europeas más poderosas habían comenzado a disminuir su preponderancia en la exportación mundial de manufacturas, mientras que los Estado Unidos ganaban más importancia. Esta declinación se aceleró con la segunda guerra mundial, que trajo consigo el derrumbamiento de los imperios británicos, el francés y el holandés. El más revelador fue el de Gran Bretaña, ya que era ese país el que había ejercido un mayor dominio en el mundo. En resumen la enorme expansión de Estados Unidos aprovechó tanto el vacío de poder dejado por la devastación de las potencia europeas y la decadencia de los antiguos coloniales, como las nuevas oportunidades creadas por la reconstrucción de Europa Occidental y de Japón. Ello resultó en un nuevo orden mundial: bajo la hegemonía absoluta de Estados Unidos. El impacto unificador de esos procesos sociohistóricos fue reforzado por la expansión del bloque Soviético hacia Europa Oriental, interpretado como una fuerte “amenaza” para la seguridad de los países capitalistas. Por primera vez en el mundo existen sólo dos grandes potencias y, por la otra, también por primera vez, esas potencias son formaciones económicosociales estructuralmente diferentes y antagónicas. La última estocada es la caída del Muro de Berlín, con la desaparición del bloque soviético el capitalismo se extiende a nivel planetario, con Estados Unidos como la principal potencia, punto de referencia científico-técnico, social y económico, sin visas de que pueda ser suplantado, lo cual no puede tomarse como un absoluto pues la historia lo desmiente, pero no existe en el horizonte un sustituto ni un cambio de modo de producción. Existen economías emergentes como China, pero una sustitución no debe pensarse sólo en lo económico, sino en lo político social y cultural. No se desconoce la problemática norteamericana, es más bien un análisis macro y geopolítico por ello al hablar de imperialismo hay que hacerlo a la luz del acontecer histórico actual. En términos contemporáneos no puede teners la misma concepción ni acepción. Esta es más una visión natural de la época del capitalismo liberal. Ya no pertenecemos a la historia que la hizo nacer. Así como no puede hoy pensarse que las sociedades dependientes son solamente un juguete de las crisis capitalista internacionales. Ellas existen. Una concepción como esta les quitaría toda especificidad verdadera a las sociedades nacionales. Más podría hablarse, en algunos casos de tratados inconvenientes, o desconocimiento de la realidad actual. Hace ya tiempo que Brasil entre otros rompió con el mito de la imposibilidad del desarrollo de los países dependientes.

sábado, 6 de junio de 2015

La Ruptura Generacional.


Cuando se evoca los años sesenta del siglo XX nos viene a la mente escenas de gran colorido, música con sentido y sentimiento, los Beatles y su música, ídolos cinematográficos, escenas excéntricas. Pero en verdad ¿Qué pasó en los años sesenta? objeto de estudio para historiadores, antropólogos, psicólogos  y sociólogos. Para algunos sólo es una intensificación de la cultura cofigurativa ya existente, en la que el modelo prevaleciente para los miembros de la sociedad reside en la conducta de sus contemporáneos, otros alegan que se ingresaba  en una evolución cultural totalmente nueva. Una ruptura generacional única y que no tiene parangón en el pasado, consistente en que abarca todo el mundo. Aunque parezca absurda la afirmación, la rebelión juvenil  se caracterizó   justamente por la juventud biológica, que según sus representantes implica una pureza no corrompida por el sistema, un estamento amplio con intereses propios. Otro elemento importante es  que estos cambios se han dado casi simultáneamente, dentro del ciclo vital de una generación. El énfasis en singularidades nacionales obstaculiza un principio explicativo. Cuando se busca la causa nos encontramos que las que se le adjudican : la bomba atómica, la guerra, la segregación racial no eran algo nuevo,  igualmente la “revolución sexual” o el uso de las drogas, ninguna de  estas causas se encuentran pues en el origen de la rebelión juvenil, aunque todas contribuyeron difusamente a crear condiciones para la protesta juvenil. Por consiguiente, las causas de la rebelión juvenil no se encuentran tanto en el mundo que circunda a la juventud  tanto como en ella misma. ¿Pero a qué se debe que ésta haya alcanzado un estadio de conciencia tan lucido, de sentimientos tan exaltados, de necesidades tan  perentorias como para convertirse en portavoz  contra del sistema establecido? A efectos políticos y sociales en occidente la juventud se encontraba perfectamente integrada a la sociedad, y es en el ámbito de la escuela  que comienza a tomar conciencia de formar parte de un estamento,  ya  en los años veinte y treinta habían tomado conciencia de sí misma, y en la primera mitad del siglo XX se rebeló contra la moral victoriana. La adquisición de poder adquisitivo les otorga una relevancia que no se les había dado.   También ella es hija del proceso de cambio de la humanidad. En 1966 Jack Weimberg de la Universidad de  Berkeley (California) lanza la consigna: “Desconfiad de  todos los que tienen más de treinta años”.  Entre 1949 y esta declaración, en 1966, se desarrolló la agrupación de la juventud señalándose  fenómenos importantes: la aparición del rock´n roll, la carrera de James Dean, el ascenso de The Beatles, las poesías de Allen Ginsberg, las canciones de Joan Baez… Una de las causas decisivas de la rebelión juvenil es el enfrentamiento con los padres y la crisis familiar. En la familia nuclear al llegar a la adolescencia, los jóvenes de ambos sexos valoran a los padres como responsables inmediatos de lo que les ocurre  por lo que es frecuente que los consideren como los “representantes” del sistema contra el cual comienzan a rebelarse desconociendo los distintos sectores de la comunidad entre los cuales hay que distribuir las responsabilidades. En términos generales el movimiento juvenil se caracteriza por  el vagabundeo, el hedonismo, la marginación de la sociedad.  La eliminación entre trabajo u ocio, actitud ante el sexo. Se expresan a través de la música; la droga como la música no son solamente una contestación  a la sociedad despersonalizada, constituyen además un camino de ampliación de la mente y de la sensibilidad;  utopismo  en el sentido de proponer  que, en vez de esperar que la revolución cree nuevas condiciones para vivir, éstas se ponen en práctica con el fin de  tal actitud sea revolucionaria. Ni las revoluciones de carácter socialista convencen a los jóvenes, pues después de derrocar el antiguo régimen vuelven a restaurar los mismos valores fundamentales.  La contracultura desarrollada no es anticultura, sino una verdadera cultura que deje atrás por inservible al viejo sistema.   Los jóvenes se reúnen  a partir de la conciencia de juventud, dentro de un espíritu que no precisaba de normas  para unificarse,  cuajando  con frecuencia en formas estables de convivencia como las comunas. Aunque la imaginación popular lo ha supuesto son raras las comunas promiscuas. La limpieza está destinada a evitar las enfermedades y malos olores, sin adscribir la suciedad a lo moralmente malo. El antiautoristarismo desmonta tanto las  estructuras autoritarias capitalistas, como las prácticas revolucionarias tradicionales. Si el sistema es autoritario el individuo también lo es, por lo que  cambiar las estructuras pasa por cambiar al individuo, comenzando por el revolucionario, de allí el acento en la revolución de la propia individualidad. Son más atentos a los niveles no verbales, pues las palabras engañan tanto en lo político como en lo social. Utilizando casi siempre la guitarra forma un mundo musical característico de enorme envergadura.   La rebelión juvenil se concreta en una serie de movimientos característicos a partir de la segunda mitad de los cincuenta: Gamberros, Vagabundos, Beats y beatniks. De todos los movimientos ninguno tuvo mayor difusión ni fue más imitado como el hyppy, puede decirse que fue el movimiento  representativo de la juventud de de los años sesenta, hasta el punto que todo joven de la contracultura se  le suela  llamar hyppy.  Por otra parte no todos los hippies piensan y actúan de la misma manera por lo que su base fuese muy amplia, facilitando la confusión con el vagabundeo, el beatnick o con el provo; sin embargo poseen  características que  los diferencian. Teóricamente nacen hacia mediados de los sesenta, y su  defunción se ubica en 1968, aunque el proceso de formación puede encontrase  ya en 1960 y por otro lado su espíritu tarda en desaparecer. Como otros el término proviene del jazz, hip significa algo así como “sabio” o “iniciado” y de él  deriva  la palabra hyppi. Como la mayoría se excluyen voluntariamente de la sociedad, prescindiendo totalmente de ella proponen la fundación inmediata de un mundo nuevo, aquí y ahora. Darle vuelta a las estructuras equivale a derribar un bunker para reconstruirlo de otra manera. Se les llamó hijos de las flores, por su símbolo,  y su práctica esencial el amor como actitud  ante las cosas y la personas. Todo ello forma una gama de protestas  radicales más emocional que  racional -”salta abandona la sociedad”-, pertenecen a aquella línea de sabiduría que se entronca con los cristianos puros y con los budistas, con San Francisco de Asís y Tolstoi, con  Henry D.Thoreau y  Hermann Hesse. La comercialización de su movimiento y sus símbolos los hace disolverse en 1968, para proseguir en la “clandestinidad”, es decir sin señales externas.  Los beats, beatniks y hippies son típicamente estadounidenses. Otro movimiento, los provos, son claramente europeos. Nacen en  la ciudad holandesa de Amsterdam en los primeros años de los sesenta, se inspiran en los artistas de  los happening, espectáculos mediante los cuales los artistas se proponen acabar con el divorcio entre los actores y el público apelando a la imaginación, matar una gallina en escena provocaba la protesta del público,  a lo que se llamaba la atención acerca de la falta de preocupación ante las víctimas de la guerra en Vietnam. Entre  otros temas. Introducen el hapenning en el ambiente popular. Más políticos no se exilian, sino que actúan sobre la sociedad, pero no aspiraban a la revolución pues era superior a sus fuerzas y se limitaban a la provocación, que a su vez podía contribuir a preparar las condiciones revolucionarias. Hacia 1966 abandonan la lucha que les caracterizó al ser comercializadas sus fórmulas: “El provotariado pasa, la juventud permanece”. Finalmente la politización que el estudiantado universitario experimenta en sus  posiciones, generalmente éticas, conlleva a la rebelión universitaria y estudiantil, casi de modo simultánea en numerosas universidades de  occidente. Las revueltas de junio de 1967 en Berlín y otras ciudades alemanas; la de Berkeley (Estado Unidos) y la  “Revolución de Mayo” de 1968 en Paris fueron fundamentalmente realizadas por universitarios (en menor medida por los escolares , por los jóvenes  de las clases trabajadoras y por los adultos) Existían peticiones básicas que entroncaban con la contracultura; el lema “la imaginación al poder” de los estudiantes del Mayo Francés, unían  la reinvindicaciones  específicamente universitarias con las de la juventud en general.

En relación a que la disconformidad  juvenil fue mundial – Margaret Mead comenta -  Hombres portadores de tradiciones culturales muy distintas entre sí ingresan en el presente en el mismo instante cronológico, en un presente para el cual  ninguno estaba preparado por su comprensión del pasado, por su interpretación de la experiencia contemporánea o por su expectativa para el futuro. Todos los pueblos de la tierra marchaban por diferentes caminos que salen de pasado para desembocar en una comunidad mundial, sin excluir ningún camino ni olvidar ninguna forma de vida. Sin duda su significado, la lucidez y flexibilidad mental no será igual en todo lugar donde llegaran sus repercusiones. Sus principios y propuestas se aclimataran a los diferentes lugares, existirá mimetización,  se actuara en forma similar por un tiempo en algunas partes y se encerrara en los propios moldes de experiencia. Es posible que las versiones locales de la nueva cultura transmitan la expectativa de cambio, pero simultáneamente de que lo que existe perdurara. Sería erróneo  creer que toda la juventud participó, pero de un modo u otro casi todos los jóvenes se sintieron representados. Por otra parte quienes participaron son hoy personas mayores y la sociedad se ha visto obligada a aceptar algunas o muchas de las prácticas y valores tan específicos  de la rebelión juvenil, con lo que estos se han universalizado. En todo caso el estilo juvenil se considera que triunfó en cuanto fue absorbido, en sentido estricto, la mayor victoria, seguramente es haber sensibilizado a la sociedad frente a problemas locales y mundiales.  Margaret Mead habla sobre  la frecuencia con que se reimplanta lo tradicional después de revueltas en las que predominó la conciencia en sí mismos, absorbido bajo el concepto de moda la cual ratifica que nada importante se modifica, perdiéndose detalles del fenómeno. Así como se consagra la rebeldía en una determinada etapa de la maduración. Sin embargo las conductas no analizadas son más difíciles de  distinguir   cuanto más se parecen a las del observador. En otras palabras, si se esperaba un cambio instantáneo y no se analiza que algunas de sus exigencias resultaban irrealizables en sus detalles concretos, podría hablarse de un fracaso, pero es indudable que hubo modificaciones importantes y este fenómeno inició un proceso civilizatorio que aún está en marcha.

Entre Realidades y Utopías.

                              
Desde la  alborada de los tiempos, cuando el hombre se asienta y aparecen las primeras divisiones de trabajo y  los denominados “Modos Asiáticos  de Producción”; o la metáfora del paraíso perdido donde el trabajo se convierte en un castigo, y como corolario los hombres  se dejan de considerar humanos en el mismo sentido y aparecen las diferencias sociales, religiosas, étnicas etc., parece estar en el inconciente de los hombres el anhelo de volver a sus orígenes, así como el individuo llega a desear volver  al útero materno. La idea  de que el progreso y renovación que logra un hombre individualmente también puede lograrse socialmente aparece como una fe quimérica que pasa por alto que el hombre, históricamente, no sólo está movido por sentimientos altruistas sino por intereses materiales y pasiones profundamente egoístas que es necesario tener presentes.  De allí que esto  haya llevado frecuentemente  a movimientos que han encerrado más violencia que dirección y más pasión que eficacia al buscar vías de solución desesperadas, concretas e inmediatas al problema del desequilibrio económico.
El antropólogo Lévi-Strauss al estudiar  las llamadas sociedades primitivas dice que estas parecen haber retenido una sabiduría particular que las incita a resistir toda modificación de su estructura,  perseverando en su ser . La vida política en estas se funda en el consentimiento, no admite  otras decisiones que no sean adoptadas por unanimidad, y parece concebida para excluir en la vida colectiva las distancias entre poder y  oposición, mayoría y minoría, explotadores y explotados. Aunque esta distinción es  sobre todo, teórica y relativa, ya que estos géneros de vida están a punto de desaparecer y – expresa- debemos apresurarnos a recoger  sus lecciones.
Históricamente se cita a Licurgo en Esparta como uno de los precursores que legisla en contra del acaparamiento de la riqueza por parte de unos pocos, bajo este mismo criterio se cita al rey   Agis, también en Esparta, considerado como “el primer mártir” de esta causa. En Roma se da una larga y ensangrentada cadena de luchas sociales, en sucesivas rebeliones de esclavos, siendo el más famoso de los caudillos  “esclavistas” Espartaco. La República de Platón ofrece el primer ejemplo clásico de una sociedad ideal, basada en los conceptos de justicia y distribución igualitaria de la riqueza y con una estructura gubernamental sobre cimientos de la razón y la sabiduría. Posteriormente nos encontramos con corriente políticas,  que  por su carácter de quiméricas e irrealizables denominamos utópicas, cuyo nombre se debe a  la Utopía de Tomás Moro,  obra que a la par  que se fundamenta en la crítica de  una sociedad afectada por males y problemas que, diversamente, se proyectan hasta nuestros días,  bautiza todo ese sistema de ideas.  Obra que se inspira en el cuadro de conflicto económico y social y de intenso sufrimiento, escrita en 1516 cuando Inglaterra afrontaba los conflictos del paso de una economía agraria a una industrial. Son muchos los esquemas que se han formulado de un mundo mejor, adaptados desde luego a las creencias y lugares donde se formulan. Entre los siglos XVIII y XIX el socialismo utópico enuncia formulas relativamente definidas en relación a los problemas del mundo moderno. Robert  Owen es acreedor de mención especial por ser uno de los pocos utopistas que formulan su teoría no en el  plano de las ideas puras, ni desde las trincheras de las clases desposeídas, sino más bien  en el campo de las clases poseedoras. Pierre Leroux es célebre  no tanto por sus ideas confusas sobre socialismo, sino porque se le atribuye ser el inventor del término “socialismo”. Todos los utopistas comparten la noción de que el hombre es fundamentalmente  bueno y que atesora en su naturaleza ricos elementos germinales de sociabilidad y cooperación. En los tiempos recientes se ubican asociados a esta idea los movimientos de la Contracultura de los años de 1960, que sabían cómo vivirlo pero no como llegar a ello, contrario a los movimientos políticos tradicionales. Se ha dicho que  en el germen de todas las tendencias reformistas hay una leve sombra de utopía, ya que en los tiempos en que fueron concebidas, podían reputarse de irrealizables.  Más tarde nos encontramos con la teoría marxista de la cual se puede decir con mucho, que lo que hemos conocido como socialismo no es lo que estaba en la mente de Marx, al respecto comenta el socialista norteamericano, Erich Fromm, que su concepto de revolución es “burgués”, si se le asimila al adoptando por las clases medias en su avance. Aunque en sí, su esencia es la misma de todas las escuelas socialistas. Al respecto cuando Marx habla de Dictadura del proletariado, término que a ciencia cierta no se sabe su procedencia, lo hace en alusión a una transición hacia una sociedad sin clases pero no lo reseña en sustancia, expresión que por demás no  aparece en “El Manifiesto Comunista”. Este Estado de  transición se define por el rasgo de la democracia y de la hegemonía de clases, que no sería otra cosa que estas ideas serían las ideas de toda la sociedad por convencimiento.    En la perspectiva de Marx quien siempre se desenvolvió en un sentido democrático  sólo una visión subjetiva y maniquea asociaría la transición  una sociedad sin clases, con la aniquilación física de la antigua clase dominante. En 1837, antes de la redacción de El Manifiesto Comunista, en una publicación, primer y único número, de una revista que se presentó como el  ”órgano oficial de La Liga de  Los Comunistas” y entre cuyos redactores más eminentes se encontraban Marx y Engels se puede leer “Nosotros no somos de esos comunistas que destruyen la  libertad personal y pretenden convertir  el mundo en un inmenso cuartel o una inmensa fábrica. Hay, indudablemente, comunistas que se las arreglan cómodamente negando y pretendiendo abolir la libertad personal, por entender que es incompatible con la armonía. A nosotros no se nos ha pasado jamás por las mentes comprar la igualdad con el sacrificio de la libertad. Tenemos entendido que en ninguna sociedad puede la libertad de la persona ser mayor que en la basada sobre un régimen de comunidad”.  Salta a la vista que el contenido represivo no es el rasgo fundamental en el socialismo propuesto por Marx. Engels agrega: “quieren saber  lo que es la Dictadura del Proletariado? Miren La Comuna de Paris”, rebatiendo a quienes  asociaban el Socialismo con la represión y el terror. Sin embargo más tarde leemos a Lenin, su exegeta oficial: “Suprimir las clases no consiste únicamente en expulsar a los terratenientes y a los capitalistas – esto los hemos hecho nosotros con relativa facilidad - , sino también en suprimir los pequeños  productores de mercancías. Pero a estos es imposible expulsarlos, es imposible aplastarlos”. Por tanto para evitar que estos contaminen al  proletariado mientras ejerce su función organizadora propone  “La Dictadura del Proletariado es una lucha tenaz, cruenta e incruenta, violenta y pacífica, militar y económica, pedagógica y administrativa, contra las fuerzas de la tradición de la vieja sociedad”. Cabría agregar que  como Marx mismo lo dice, su  método es la abstracción, en tanto esto  “burguesía” y “proletariado”  en el sentido utilizado en su análisis, existen sólo como existe el uno (1). Son muchos los esquemas que se han formulado de un mundo mejor.  En ese sentido y al respecto  el cristianismo encierra un profundo contenido social, sus postulados tienen similitud con los de las tendencias colectivistas, ambos han seguido rumbos prácticamente paralelos en ciertas etapas de la historia y en distintas épocas, y en formas diferentes se ha tratado de refundirlos. Aunque debemos recordar que el cristianismo es intrínsecamente  individualista, su ética se asienta en el concepto de la responsabilidad individual ante Dios. La Revolución Francesa  creyó derrocar a Dios  junto con la monarquía francesa y se equivocó. La Revolución Rusa tuvo que tomar en cuenta a la Iglesia Ortodoxa en la formulación de su estrategia revolucionaria. El comunismo a pesar de declararse  ateo toma pasajes del nuevo testamento para argumentar a su favor, como la metáfora del camello y la aguja.  Metáfora que se ha llegado  a interpretar no como una condena per se a la riqueza,  Sin embargo en los textos bíblicos  encontramos como Dios bendice al Rey Salomón, así como  la obra de las manos de job (job1:6-11). Por otro lado  desde  las relaciones sociales en que se encuentra  encuadrada la vida de Cristo se entiende que es más difícil que un rico apegado a sus posesiones  se convierta al reino de Dios, que un ser tan voluminoso como un camello pase por el ojo de una aguja.  En el cristianismo primitivo siendo los evangelios aceptados por minorías, estos se harán presentes en las comunidades, como signos y embriones de  este mundo nuevo,  Pero la posesión en común no se basa en un principio en el trabajo sino en la liquidación de  los patrimonios y la puesta en común de los de los haberes. Basados en la convicción del fin inminente. Donde todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie consideraba  suyo nada de lo que tenía pues hay el convencimiento de que se está en los últimos tiempos, en un mundo que rechaza la buena nueva. Pero el tiempo pasa y el día no llega, entonces  las preocupaciones por la vida se hacen perentorias y surgen los problemas, había gente ociosa (1 Tes. 5,14), gente  que robaba como modo de vida (Ef. 4,28), se vivía por encima del bien y el mal. Su comunismo primitivo se agotó, al concentrarse en la distribución y el consumo olvidando la producción. Será Pablo el que insista  en que el trabajo es la base de la comunidad. El que no trabaje  que no coma. Y a costa del trabajo propio hacer el bien, descalificando  así al que eluda el trabajo y viva parasitariamente. Incluyendo la relación religiosa. En el cristianismo está implícito como en las tendencias orientales la liberación colectiva de la humanidad. La salvación personal no es el fin último. Es un medio para un fin todavía más alto: la liberación y la transformación de la sociedad humana. Aspira a movilizar las fuentes espirituales de la personalidad humana para establecer un orden universal y único caracterizado por la coexistencia pacífica, la cooperación constructiva, y la realización creciente de los valores más elevados. Muchos siguen el camino espiritual para lograr la salvación personal.  Como

lámparas que brillan para sí mismos.
Es mucha la tela que falta por cortar si queremos hablar de todos los esquemas, derivados unos de otros, incluso, planteados para la mejor convivencia social. Lo que es innegable es que gracias a las instituciones democráticas, aunque fueran incipientes el hombre adquirió una libertad y una noción de dignidad que no había conocido nunca. Si procedió acertadamente al tomar decisiones es cuestión aparte. Ya no se invocan poderes divinos o hereditarios. Mas  la democracia no puede limitarse a la contemplación extática de sus altas concepciones ético-jurídico-políticas, sino que en respuesta a demandas perentorias, tiene que ahondar en el problema económico. Es digno de anotar la amplitud del ideal democrático, tan es así, que exceptuando las tendencias aristocráticas y el nazifascismo, todas las corrientes políticas que llevan su apellido,  o se califican de tal, convergen hacia la meta final de realizar formas democráticas e organización social. Entre las cuales siempre infiltran los atractivos de las tendencias demagógicas, y la nuevas formas de autoritarismo.

Montenegro W.  Introducción a las Doctrinas político-económicas.

El nacimiento de la Iglesia – Curso Latinoamericano de cristianismo Nº 12.

Expresamente - Taller  de Investigación Militante Nº 1.

Lenin V. I. La Enfermedad Infantil del "Izquierdismo" en el Comunismo.