Cuando se evoca los años sesenta
del siglo XX nos viene a la mente escenas de gran colorido, música con sentido
y sentimiento, los Beatles y su música, ídolos cinematográficos, escenas
excéntricas. Pero en verdad ¿Qué pasó en los años sesenta? objeto de estudio para
historiadores, antropólogos, psicólogos y sociólogos. Para algunos sólo es una
intensificación de la cultura cofigurativa ya existente, en la que el modelo
prevaleciente para los miembros de la sociedad reside en la conducta de sus
contemporáneos, otros alegan que se ingresaba
en una evolución cultural totalmente nueva. Una ruptura
generacional única y que no tiene parangón en el pasado, consistente en que
abarca todo el mundo. Aunque parezca absurda la afirmación, la rebelión
juvenil se caracterizó justamente por la juventud biológica, que
según sus representantes implica una pureza no corrompida por
el sistema, un estamento amplio con intereses propios. Otro elemento
importante es que estos cambios se han
dado casi simultáneamente, dentro del ciclo vital de una generación. El énfasis
en singularidades nacionales obstaculiza un principio explicativo. Cuando se
busca la causa nos encontramos que las que se le adjudican : la bomba atómica,
la guerra, la segregación racial no eran algo nuevo, igualmente la “revolución sexual” o el uso de
las drogas, ninguna de estas causas se encuentran
pues en el origen de la rebelión juvenil, aunque todas contribuyeron
difusamente a crear condiciones para la protesta juvenil. Por consiguiente, las
causas de la rebelión juvenil no se encuentran tanto en el mundo que circunda a
la juventud tanto como en ella misma. ¿Pero a qué se debe que ésta haya
alcanzado un estadio de conciencia tan lucido, de sentimientos tan exaltados,
de necesidades tan perentorias como para
convertirse en portavoz contra del
sistema establecido? A efectos políticos y sociales en occidente la
juventud se encontraba perfectamente integrada a la sociedad, y es en el ámbito
de la escuela que comienza a tomar
conciencia de formar parte de un estamento, ya en
los años veinte y treinta habían tomado conciencia de sí misma, y en la primera
mitad del siglo XX se rebeló contra la moral victoriana. La adquisición de
poder adquisitivo les otorga una relevancia que no se les había dado. También ella es hija del proceso de
cambio de la humanidad. En 1966 Jack Weimberg de la Universidad
de Berkeley (California) lanza la
consigna: “Desconfiad de
todos los que tienen más de treinta años”. Entre 1949 y esta declaración, en 1966, se
desarrolló la agrupación de la juventud señalándose fenómenos importantes: la aparición del
rock´n roll, la carrera de James Dean, el ascenso de The Beatles, las poesías
de Allen Ginsberg, las canciones de Joan Baez… Una de las causas decisivas de
la rebelión juvenil es el enfrentamiento con los padres y la crisis familiar. En
la familia nuclear al llegar a la adolescencia, los jóvenes de ambos sexos
valoran a los padres como responsables inmediatos de lo que les ocurre por lo que es frecuente que los consideren
como los “representantes” del sistema contra el cual comienzan a rebelarse desconociendo
los distintos sectores de la comunidad entre los cuales hay que distribuir las
responsabilidades. En términos generales el movimiento juvenil se caracteriza
por el vagabundeo, el hedonismo, la
marginación de la sociedad. La
eliminación entre trabajo u ocio, actitud ante el sexo. Se expresan a través de
la música; la droga como la música no son solamente una contestación a la sociedad despersonalizada, constituyen
además un camino de ampliación de la mente y de la sensibilidad; utopismo
en el sentido de proponer que, en
vez de esperar que la revolución cree nuevas condiciones para vivir, éstas se
ponen en práctica con el fin de tal
actitud sea revolucionaria. Ni las revoluciones de carácter
socialista convencen a los jóvenes, pues después de derrocar el antiguo régimen
vuelven a restaurar los mismos valores fundamentales. La contracultura desarrollada no es
anticultura, sino una verdadera cultura que deje atrás por inservible al viejo
sistema. Los jóvenes se reúnen a partir de la conciencia de juventud, dentro
de un espíritu que no precisaba de normas
para unificarse, cuajando con frecuencia en formas estables de
convivencia como las comunas. Aunque la imaginación popular lo ha supuesto son
raras las comunas promiscuas. La limpieza está destinada a evitar las
enfermedades y malos olores, sin adscribir la suciedad a lo moralmente malo. El
antiautoristarismo desmonta tanto las
estructuras autoritarias capitalistas, como las prácticas
revolucionarias tradicionales. Si el sistema es autoritario el individuo
también lo es, por
lo que cambiar las estructuras pasa por
cambiar al individuo, comenzando por el revolucionario, de allí el acento en la
revolución de la propia individualidad. Son más atentos a los
niveles no verbales, pues las palabras engañan tanto en lo político como en lo
social. Utilizando casi siempre la guitarra forma un mundo musical
característico de enorme envergadura. La rebelión juvenil se concreta en una serie
de movimientos característicos a partir de la segunda mitad de los cincuenta:
Gamberros, Vagabundos, Beats y beatniks. De todos los movimientos ninguno tuvo
mayor difusión ni fue más imitado como el hyppy, puede decirse que fue el
movimiento representativo de la juventud
de de los años sesenta, hasta el punto que todo joven de la contracultura
se le suela llamar hyppy. Por otra parte no todos los hippies piensan y
actúan de la misma manera por lo que su base fuese muy amplia, facilitando la
confusión con el vagabundeo, el beatnick o con el provo; sin embargo poseen características que los diferencian. Teóricamente nacen hacia
mediados de los sesenta, y su defunción
se ubica en 1968, aunque el proceso de formación puede encontrase ya en 1960 y por otro lado su espíritu tarda
en desaparecer. Como otros el término proviene del jazz, hip significa algo así
como “sabio” o “iniciado” y de él deriva
la palabra hyppi. Como la mayoría se excluyen voluntariamente de la
sociedad, prescindiendo totalmente de ella proponen la fundación inmediata de
un mundo nuevo, aquí y ahora. Darle vuelta a las estructuras equivale a
derribar un bunker para reconstruirlo de otra manera. Se les llamó hijos de las
flores, por su símbolo, y su práctica
esencial el amor como actitud ante las
cosas y la personas. Todo ello forma una gama de protestas radicales más emocional que racional -”salta abandona la sociedad”-, pertenecen
a aquella línea de sabiduría que se entronca con los cristianos puros y con los
budistas, con San Francisco de Asís y Tolstoi, con Henry D.Thoreau y Hermann Hesse. La comercialización de
su movimiento y sus símbolos los hace disolverse en 1968, para
proseguir en la “clandestinidad”, es decir sin señales externas. Los beats, beatniks y hippies son típicamente
estadounidenses. Otro movimiento, los provos, son claramente europeos. Nacen en la ciudad holandesa de Amsterdam en los
primeros años de los sesenta, se inspiran en los artistas de los happening, espectáculos mediante los
cuales los artistas se proponen acabar con el divorcio entre los actores y el
público apelando a la imaginación, matar una gallina en escena provocaba la
protesta del público, a lo que se
llamaba la atención acerca de la falta de preocupación ante las víctimas de la
guerra en Vietnam. Entre otros temas.
Introducen el hapenning en el ambiente popular. Más políticos no se exilian,
sino que actúan sobre la sociedad, pero no aspiraban a la revolución pues era
superior a sus fuerzas y se limitaban a la provocación, que a su vez podía
contribuir a preparar las condiciones revolucionarias. Hacia 1966 abandonan la
lucha que les caracterizó al ser comercializadas sus fórmulas: “El provotariado
pasa, la juventud permanece”. Finalmente la politización que el estudiantado
universitario experimenta en sus
posiciones, generalmente éticas, conlleva a la rebelión universitaria y
estudiantil, casi de modo simultánea en numerosas universidades de occidente. Las revueltas de junio de 1967 en
Berlín y otras ciudades alemanas; la de Berkeley (Estado Unidos) y la “Revolución de Mayo” de 1968 en Paris fueron fundamentalmente realizadas por
universitarios (en menor medida por los escolares , por los jóvenes de las clases trabajadoras y por los adultos)
Existían peticiones básicas que entroncaban con la contracultura; el lema “la
imaginación al poder” de los estudiantes del Mayo Francés, unían la reinvindicaciones específicamente universitarias con las de la
juventud en general.
En relación a que la
disconformidad juvenil fue mundial –
Margaret Mead comenta - Hombres portadores de tradiciones culturales muy distintas entre sí ingresan en
el presente en el mismo instante cronológico, en un presente para el cual ninguno estaba preparado por su comprensión
del pasado, por su interpretación de la experiencia contemporánea o
por su expectativa para el futuro. Todos los pueblos de la tierra
marchaban por diferentes caminos que salen de pasado para desembocar en una
comunidad mundial, sin excluir ningún camino ni olvidar ninguna forma de vida.
Sin duda su significado, la lucidez y flexibilidad mental no será igual en todo
lugar donde llegaran sus repercusiones. Sus principios y propuestas se
aclimataran a los diferentes lugares, existirá mimetización, se actuara en forma similar por un tiempo en
algunas partes y se encerrara en los propios moldes de experiencia. Es posible
que las versiones locales de la nueva cultura transmitan la expectativa de
cambio, pero simultáneamente de que lo que existe perdurara. Sería erróneo creer que toda la juventud participó, pero de
un modo u otro casi todos los jóvenes se sintieron representados. Por otra
parte quienes participaron son hoy personas mayores y la sociedad se ha visto
obligada a aceptar algunas o muchas de las prácticas y valores tan
específicos de la rebelión juvenil, con
lo que estos se han universalizado. En todo caso el estilo juvenil se considera
que triunfó en cuanto fue absorbido, en sentido estricto, la mayor victoria,
seguramente es haber sensibilizado a la sociedad frente a problemas locales y
mundiales. Margaret Mead habla sobre la frecuencia con que se reimplanta lo
tradicional después de revueltas en las que predominó la conciencia en sí
mismos, absorbido bajo el concepto de moda la cual ratifica que nada importante
se modifica, perdiéndose detalles del fenómeno. Así como se consagra la
rebeldía en una determinada etapa de la maduración. Sin embargo las conductas
no analizadas son más difíciles de
distinguir cuanto más se parecen
a las del observador. En otras palabras, si se esperaba un cambio instantáneo y
no se analiza que algunas de sus exigencias resultaban irrealizables en sus
detalles concretos, podría hablarse de un fracaso, pero es indudable que hubo
modificaciones importantes y este fenómeno inició un proceso civilizatorio que
aún está en marcha.
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