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lunes, 19 de septiembre de 2016

Política y sociedad en venezuela

El venezolano promedio ha quedado reducido a una realidad que va más allá de lo absurdo y lo ilógico, vaciado de toda sustantividad su actividad y su conversación en buena dosis está condicionada por ésta, su actividad primordial se centra en conseguir los productos básicos, en especial los alimentos, que se manifiesta en largas e interminables colas; incapaz de una organización propia que no sea para ello y un pensamiento capaz de aprehender su realidad para actuar sobre ella.
A ello tiene que enfrentarse la dirigencia política opositora a más del desmantelamiento de la identidad que ha sufrido cualquiera que se atreva a enfrentarse al gobierno.  Agrupados en una coalición donde se encuentran desde  los que valoran la realidad a través de viejos moldes de experiencia, esta debe ser por antonomasia a la luz de nuestros días. Los que caen en un purismo que se acerca al dogmatismo- especialistas- convirtiendo un credo en la última palabra de la sabiduría. Los que desde el twitter  accionan su metralla o los que se sustantivan en la crítica, sin proponer  ni arriesgar nada. Todos se barajan ahí desde  los que conciben el cambio como un movimiento evolutivo y ordenado de progreso y los que lo conciben como proceso rápido y brusco.
Hay que entender que en una sociedad nadie -  ni los que así lo manifiestan,- se encuentra al margen de una organización. Ni aquellos que creyeron empoderarse y  cayeron en esta situación ni los que antagonizan, -buscando o no  prebendas,- este régimen.
Lo complejo de la situación se encuentra en que la política totalitarista
 tiende precisamente a obtener que los miembros de un partido encuentren únicamente en éste todas las satisfacciones que ante hallaban  en una multiplicidad de organismos.
No es fácil lo que tiene que enfrentar  los venezolanos y la dirigencia opositora, se necesita paciencia creatividad, credibilidad y honestidad. 

miércoles, 2 de marzo de 2016

Políticos y Política

En la actualidad se habla con desdén de la política y los políticos, con frecuencia se oye decir; "no me interesa la política, ni los partidos políticos, si no trabajo no como", ¿pero en verdad podemos decir con certeza  estar  desligados  de la política?.  Si hablamos de esta como la actividad que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados. Como la actividad  que promueve la participación ciudadana y posee la capacidad de distribuir el poder según sea necesario para garantizar el bien común en la sociedad, ¿estamos en lo cierto al afirmar esto?.  Quizás podríamos decir que no realizamos actividad política o no  pertenecemos a una organización política.  Si político viene a significar ciudadano. Se ha dicho que la antipolítica es la más perversa de las políticas pues te hace creer que se aparta de ella, para lograr sus objetivos, valiéndose de la animadversión o desencanto que pueda existir hacia la política. Decía Platón, el precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres. Existe una gran diferencia entre estar de acuerdo con una determinada opción, o incluso que una determinada persona sea la indicada para un puesto, y aceptar democraticamente una decisión adversa, que dejar esto al libre arbitrio de otros y que  decidan por mi. En  cuyo caso no habría derecho ni al reclamo. Podríamos hablar hasta donde nuestra elección o participación es real o también de  si tenemos una preparación para ejercer nuestra participación. Más aun en una sociedad tan compleja como la contemporánea. Sin embargo no podemos negar que ha sido la acción colectiva la que ha dado origen a los cambios sociales, si han sido justos o no es otra cosa. Normalmente, las grandes cuestiones políticas tienen en los individuos, un lugar entre los intereses de la horas libres que no llegan ni al rango de aficiones y los asuntos de conversación sin responsabilidad. Llegan a parecer cosas lejanas, ni siquiera parecerse a propuestas que encierren peligros como el de un negocio; donde existe una disminución del sentido de la responsabilidad y la ausencia de una acción volitiva, por ello se gasta menos tiempo en comprender un problema político, que en una partida de billar. La disminución del sentido de responsabilidad y la ausencia de volición efectiva explican la ignorancia corriente y la falta de criterio en materias de política a pesar de existir copiosa información a decir de J. A. Schumpeter. Tan es así que un individuo no  sabe que lugar se ocupa social y política, y no se llega a entender aspectos elementales como la diferencia entre Estado y gobierno. Así la política al alejarse de los asuntos privados comienza a carecer de un vínculo directo y de involucramiento. Se podría alegar que todos somos habitantes, pero no todos somos ciudadanos pero curiosamente esto no ocurre solamente con personas humildes y el ciudadano promedio sino también con personas instruidas o con una preparación exitosa. Lo cierto es que cada integrante de la sociedad, lo sepa o no, inclina la balanza y hace peso en una determinada dirección en cuestiones de política. En la sociedad contemporánea el Estado Liberal ha experimentado grandes cambios en su base económico social. A nivel político, los cambios han sido sustanciales. El partido político ha sido una conquista, ha comportado una democratización del Estado Liberal a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Supone una extensión de las libertades individuales, del sufragio  universal, legalización de gremios, sindicatos y partidos políticos. Producto de la presión sobre el sistema de amplias capas de población. Su aparición si se quiere es un fenómeno relativamente nuevo traducido en la formación de organizaciones destinadas a la movilización política de los individuos y la captación de votos de  los electores, en contraste con los grupos parlamentarios que se estructuraron en el seno de los parlamentos. Son un producto histórico del protagonismo de grandes capas de población. Aunque hoy no son las únicas organizaciones capaces de movilizar individuos  en una realidad donde cada vez más se han acercado gobernantes y gobernados su importancia permanece. Es de notar que a pesar de la inter-relación entre ambos muchas veces al abordar la problemática social, se habla per se, en tercera persona evadiendo la responsabilidad que se pueda tener en el compromiso político. También es de acotar que el concepto de bien social varia de según sectores de población. Desde un punto de vista particular actualmente se vive en cierta manera una crisis de fe en la cual los hombres han perdido su confianza en la ideología política, sintiéndose despojados de todo tipo de seguridad. Sin embargo quienes carecen de poder sólo pueden conquistarlo por aquellas vías de las cuales desconfían  o se rebelan. Es posible que las ideas innovadoras partan de otros, pero la iniciativa para una acción fructuosa debe contar en cierta forma con quienes están en el poder, incluso si sus privilegios cuestionados deben ser abolidos. Históricamente ha sido así, a menos que estemos hablando de un cambio eficaz y rápido con decapitaciones y exilios incluidos, como también ha ocurrido históricamente.